Recientemente el documental de HBO The Inventor: Out for Bood in Silicon Valley cuenta la caída de Theranos, una compañía biotecnológica que prometió cambiar al mundo con un test sanguíneo barato y no invasivo, y de su fundadora, Elizabeth Holmes. El único problema es que la compañía entera fue construida en base a mentiras. Durante años, Elizabeth Holmes engañó a sus empleados, clientes, reguladores, inversores, y público en general. Fue el mayor fraude corporativo desde Enron.
Es fácil considerar a Theranos y Holmes como un caso aislado, un ejemplo extremo. Pero haciendo eso se pierde una oportunidad enorme de aprender que esto es aplicable a casi cualquier persona. Cuando se inicia algo estando súper apasionado, y luego se pasa de eso a invertir el tiempo en el trabajo a invertirlo en pensar en eso, hablar de eso y promover eso, fácilmente puedes caer en el engaño.
Esto pasa a escalas pequeñas todo el tiempo. Un ejemplo común es cuando personas como los maestros, médicos, analistas, vendedores y entrenadores, son promovidos a roles administrativos. Si no se mantienen al menos un mínimo en el juego, realizando por lo menos algo del trabajo en sí mismo, tienden a perder contacto con todo el juego. Cuando ocurre esto estas personas con buenas intenciones terminan tomando malas decisiones que están basadas en la realidad de sus cabezas en vez de en el mundo real. Esta es la definición de engaño.
Otra forma de alejarse del trabajo está relacionada a cuando el trabajo implica principalmente mantener el ego y la identidad en vez de realizar el trabajo en sí mismo. Cuando ocurre esto, las personas tienen a sentirse ansiosas y a sufrir los síntomas del burnout. Esto se debe a que a diferencia de producir un buen trabajo (algo sobre lo que si se tiene el control), no tienes mucho control sobre cómo la gente te percibe como persona. En casos extremos, como en el de Elizabeth Holmes, se miente y se engaña para proteger el ego y la identidad. En casos menos extremos, la persona se vuelve amargada, se cansa, y sufre bournout. Todo esto es muy común en organizaciones grandes donde la gente es promovida en roles donde el trabajo principal es esencialmente estar relacionado, ser relevante e importante. Esto puede sonar genial, pero frecuentemente puede llegar a ser horrible.
La forma de prevenir estas situaciones (y revertirlas si se están produciendo) es asegurarse de invertir siempre por lo menos algo de tiempo realizado el trabajo que te apasiona en primer lugar. Nunca te alejes demasiado de eso.
Esta es la razón por la que es apropiado ser escéptico de la gente que tiene historias e ideas notables para “cambiar el mundo” pero que no invierten su tiempo en hacer el trabajo. No se han dejado la piel en el juego. Elizabeth Holmes no era científica. No era médica. No era ingeniera. No tenía antecedentes técnicos. Era una buena contadora de historias. Hubiera tenido sentido escribir un libro de ciencia ficción, pero no montar una compañía relacionada a la ciencia.
Theranos es un ejemplo extremo pero este tipo de ficción ocurre todo el tiempo. Los vendedores de clase mundial usan esa habilidad de marketing de clase mundial para presentarse como grandes técnicos, creativos, etc., cuando en realidad son grandes vendedores. Mucho de lo que me gusta llamar “bro-science” (ej. todo tipo de trucos o atajos sin sentido) cae dentro de esta categoría.
Al final del documental The Inventor, mucha gente implicada con Theranos coincidió en que si se le hubieran puesto a Holmes un detector de mentiras y se le hubiera preguntado sobre su compañía, ella probablemente hubiera dicho que no estaba haciendo nada malo y que la compañía hubiera sido exitosa si las regulaciones no la hubieran afectado y esto no hubiera sido registrado como una mentira. Pienso lo mismo. Ya que para Holmes no es una mentira, es un engaño. Nuevamente, si bien ella es un ejemplo extremo, esto nos puede pasar a cualquiera de nosotros en formas más sutiles, cuando pasamos de hacer nuestro trabajo y estar apasionados acerca de eso, a promover nuestro trabajo, y estar apasionados con la identidad, el ego, y la validación externa que el mismo brinda.
El desafío y la paradoja es esta: mientras mejor te vuelves en algo, más tiempo debes por lo general invertir en cuestiones externas. Esto también ocurre en los atletas, quienes se desempeñan bien y repentinamente deben comenzar a hacer todo tipo de cosas para sus sponsors. También es cierto para los escritores, como yo, que necesitan una plataforma para compartir su trabajo. No hay nada inherentemente malo con esto, siempre que no se vuelva la tarea principal en sí misma. Es por esto que pienso que uno de los principios más importantes en The Passion Paradox es la regla de las 24 horas, o la idea de que después de una gran victoria o una gran derrota, te das 24 horas para celebrar la victoria o afligirte por la derrota, pero luego vuelves al trabajo en sí mismo.
Todos estos puntos para llegar a la misma verdad. La mejor forma de mantener tu motivación y empuje centrados en la realidad, es estar inmerso en la realidad en sí misma. Realiza tu trabajo. Realiza tu trabajo. Realiza tu trabajo. Te va a hacer más feliz y mejor, e irónicamente, menos propenso al burnout y a otras formas de estrés.
Autor
Brad Stulberg
Cita Original
Do the work. Do the work. Do the work.